El ornamento en este siglo se prolifera en miles de gustos que se fundan en la memoria y a travEs de Esta se puede permitir incluso el mal gusto, o la ganancia del Impetu del dinero sobre la belleza. No hay un arte triunfante, sino un arte llamativo tomado de lo snob. AsI, lo particular, lo simple se deja de lado y se queda en lo cotidiano, el verdadero arte se funda allI.
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