lunes, 2 de septiembre de 2019

Silencios


I

Asesino del espIritu,
Como tus ojos de la razOn
El silencio

II
Me quisiera morir por alguien
(Hace tiempo)

III
Espacio y tiempo.
Desechos del alma.

Estaba

Estaba ahI parada mirAndome como si yo hubiera hecho todo, como si fuera mi culpa. Pero yo acababa de llegar. Es totalmente injusto que me haga sentir asI. Ella sabIa que yo no iba a poder llegar antes. Yo no tenIa que saber lo de Don Antonio, El siempre me habIa parecido un buen tipo, era el primero que no me odiaba como suegro, nunca se metiO con nosotros. Ese dIa Ibamos a ir los tres a la casa de Leonardo, un amigo mIo que nos habIa invitado. El si mostraba algo raro con Don Antonio, Leonardo lo trataba extranio, no con odio, pero sI como solapado, como si quisiera ganarse su confianza. El viejo Antonio siempre fue como mujeriego, pero no pensE que le gustaran las niNias y menos la hermanita de Leonardo.
Es parte del silencio.

Arte del siglo XX

El ornamento en este siglo se prolifera en miles de gustos que se fundan en la memoria y a travEs de Esta se puede permitir incluso el mal gusto, o la ganancia del Impetu del dinero sobre la belleza. No hay un arte triunfante, sino un arte llamativo tomado de lo snob. AsI, lo particular, lo simple se deja de lado y se queda en lo cotidiano, el verdadero arte se funda allI.

Estupidez

De estupidez en estupidez nos es dado ver cOmo nuestro orgullo va creciendo. De golpe contra la pared blanca alguien nos estrellarA y hasta probablemente frotarA nuestro rostro contra el Aspero muro, con la intenciOn de despertarnos de nuestra somnolencia. JamAs ha habido alguien menos cruel que nuestra inconsciencia. El lograr tener la mente en blanco serIa todo un logro para Esas bolsas plAsticas grises que tenemos metidas en el crAneo, cual canecas de basura dispuestas a diferenciar los materiales entre reciclables y putrecibles. De una sacamos gas y de la otra volvemos a usar lo que allI ha llegado despuEs de un proceso loable de lavado y recuperaciOn que llena de orgullo a la naturaleza. Por eso la bombilla de la idea es una antigua lamparita de gas. El blanco en la mente, la limpidez viene perdida desde nuestros primeros anios. Se adapta, como si estuviera hecho de plastilina, al ninio, a la existencia llena de prejuicios de los adultos.

Su mirada serA entonces de fingida inocencia.

domingo, 1 de septiembre de 2019

Otro tipo de notas

El policIa de la Corte se apoya contra la puerta del edificio y se hurga las unias. No mira al otro policIa que mira a la mona enfundada en un jean de color verde, y ninguno de los dos me mira cuando entrando al edificio por la puerta principal, suelto la molotov y Marcela el peto que se va a estallar contra un ventanal como a un metro de distancia del policIa limpia unias. DespuEs nos subimos al bus que que va pasando. La mona sale corriendo y se lleva con ella los ojos el otro policIa fijos en los jeans.
-Tombos pendejos.
(Pero eso no sucede)
El hombre tiene la nariz como una breva madura.
Mira rayado, pero al ver a los tiras corriendo detrAs, para, espera que nos subamos y arranca a toda velocidad.
Marcela sorprendida y yo igual, lo miramos. Sin decir nada, el man alarga la mano para que paguemos el pasaje.
Mi hermano se larga de la Universidad cada vez que hay pedrea. El es bien inocente y yo creo que quiere seguir siEndolo. Por eso se va. Marcela y yo nos preparamos y salimos con los otros.
Mientras espero que ella salga de urgencias me acuerdo del viejo que habIa visto la semana pasada en el centro. De la cara de desamparo acostado en la mitad de la SEptima con calle 26. De los ejecutivos medio esquivAndolo, medio saltAndolo, y nosotros al lado de El tratando de levantarlo. Y El gritando  <<dEjenme aquI, sapos hijueputas a ver si un bus me mata y se acaba esta vaina.>> Y la gente buena, caritativa, (miedosa de tenerlo que ver estripado) que da plata para el taxi del viejo (pues era ademAs invAlido) y despuEs nosotros tratando de parar un taxi para que lo recogiera y ninguno paraba.
Uno parO y se llevO al viejo. Problema resuelto, y ya nadie se querIa acordar ni poquito. Y luego vi de nuevo la cara de Marcela al volverlo a ver al viejo haciendo lo mismo esta vez al frente de la Javeriana.
-El tipo se levantO sus diez mil pesos por cada intento de suicidio.
Yo no le creo. Marcela dice que es cierto. Pero es increIble. Yo creo que se lo soniO y no se diO cuenta. Pero ella me dice segura:
-Mira, imAginate en la DEcima como a las seis de la tarde. La buseta arranca y yo me volteo a ver la esquina que vamos dejando. Por el frente de los carros reciEn retenidos por el samAforo pasa un indigente seguido de un pato grande y cuatro paticos amarillos chiquitos.
Ella no sale todavIa de urgencias en el hospital. Y el tombo no se va de la puerta. No sE cOmo entrar. Hay que llamar por telEfono.
Marcela, vuelve.

En cuanto tiempo dejamos de ser mAquinas de hacer humanidad


Pero no, no es posible. Es ante todo algo que nos tiene deshechos. Una presencia, un silencio que no nos mira. Vestida de rojo. Vestida de azul. De gris a veces. De Blanca, blanco.

Se mueve hacia el cielo. Y no deja pensar. 

Antes


Antes creI que todo serIa diferente, cuando vi los ojos claros entornados sobre los mIos, cuando su vi en su cara mi cara, cuando supe exactamente quE hacer y no lo hice. Supuse que no serIa igual. Ahora veo mi cuerpo asI roto y torpe, venciEndose cada vez que pueda. Y me doy cuenta de que es lo mismo; es lo mismo porque es y serA distinto.
Pero he vuelto a creer.
El misterio es que parece que hubiera algo, pero no hay nada.

Aire

Como el aire
Te haces agua
Ante el frIo de mi piel

Vejez


Con poco tiempo por delante veremos
nuestra cara pudriEndose.
DespuEs tendremos la eternidad para amarnos.

NUmero

Horas mas tarde el aire se acababa.
Por ahora estAbamos tranquilos, no creIamos que la caja no tuviera ventilaciOn. No tenIa ventanas, ni puertas; no entraba luz, ni ruido, pero el aire estaba ahI.

La caja me parece mas pequenia. La respiraciOn cansada de Daniel me hace pensar en mi asma. Me da angustia tener un ataque ahora. Daniel me toma la mano enfurecida. Su respiraciOn es puro ruido. Ya no siento la asfixia, todavIa respiro normalmente. Daniel me aprieta la mano. No puede decir nada, se acelera, se agacha, se tuerce en el piso, pero no suelta mi mano. Ahora estA frIa. Se quedO quieto. Ya no respira.

SoltE mi mano de la suya. Ya no sE dOnde estA su cuerpo.

He recorrido la caja. Ahora la sE grande y silenciosa. Conozco la tersura de sus paredes cAlidas, el olor de cartOn humedo de su piso. El cuerpo de Daniel esta en algUn lugar. Ya comenzO a oler. Pero no lo encuentro.

El aire sigue ahI; no sE cOmo se asfixiO El. Ahora hay soledad y estoy tranquila. Ahora estoy sola.

Chucho, Jacinto y JosE


Jacinto es un costenio venido a menos. Alguien a quien el frIo lo obligO a estudiar. Vive en un cuarto arrendado en casa de una seniora, lo comparte con Chucho que es paisa. AdemAs estA JosE, que es el hijo de la duenia. Es amigo de los otros dos. Los tres se van los sAbados a caminar por la calle y a soniar con amigas.
Chucho tiene la cara macerada de barros. Ahora que lo veo, ademAs de los barros y el carActer Acido, tiene 25 anios y medio y vive en una casa de cartOn al lado del restaurante. Por la noche, cuando sacamos la basura, Chucho y su familia almuerzan, desayunan y comen. Ellos tienen propiedad sobre Esos desperdicios y a cambio de esto, Ellos cuidan el restaurante y lo mantienen limpio de pordioseros. Chucho, a veces, se sienta en una caneca y mirAndome se acuerda de Gagua. <<Nadie piensa en la mierda.>> Dice. <<Cuando yo estaba cagando fue que mataron a mi papA.  En Ese momentico habIa llegado el agua y mi papA fue a ver a los marranos. El hombre lo matO, mientras mi papA trataba de cortarle el cuello a la Rigoberta. Yo me quedE sembrado en la taza, y mi mujer comenzO a gritar. Nadie piensa que mientras uno caga puedan pasar tantas cosas.

AtrAs

AtrAs, atrAs. QuEdate con los ojos cerrados.
No mires. No pienses. CAllate.
Estate ahI, no mas.

Notas para algo que pueda suceder, como todo. Claro

Me habIan pedido el favor de que comprara unos Utiles escolares para el hijo de un trabajador que no podIa hacerlo. Era simplemente un favor. Y el dIa que decidI ir a comprar las cosas fui con una miga de varios anios. Ella admitiO, contenta. Unas tijeras, crayones, colores, cuadernos, papel, pegante y demAs cosas que puede requerir un ninio de cuatro anios que comienza su escolaridad.
La sonrisa de la seniorita que atendIa la caja, tan abierta como el supermercado, no por su gracia, sino por la casi total ausencia de dientes:
-SOlo tienen un ninio?- Pregunta.
Gabriela, asI se llama mi amiga, ya iba a aclarar el caso.
-SOlo uno.- Le cortE el aliento. Por poco me come con la mirada.
-CuAntos anios tiene?
-Cuatro anios.
-Pero ustedes son tan jOvenes.
-Yo tengo 22 y ella 20.
-O sea que lo tuviste a los 16?
Gabriela miraba una revista.
-El lunes comienza el colegio.- Dije con acento de padra orgulloso.
-Tan bonito. DespuEs se le va a llenar de enfermedades.
-Si, pero la mamA lo cuida mucho, no creo que le pase nada.
-Pronto ella va a esta deseando el colegio mas que el mismo ninio. Yo tengo cinco hijos, y el menor ya terminO su primer anio. CrEame, lo peor son las vacaciones. Pero dIgame, dOnde esta ella?

Inter


No hay espacio para respirar, para enganiar a gusto, sin temores. Ese temor es como si nos enganiArramos a nosotros mismos. Es tener que ver nuestra mentira. Me da miedo tener mal en el cuerpo, tener la razOn. No sentir nada es como sentirlo todo, el todo que se anula a sI mismo, se niega porque pierde necesidad. Ante los vacIos y las ausencias sOlo pueden surgir los deseos. Sin embargo hay algo que nos detiene, aUn si nos gritan, si nos hablan hacia afuera; eso propio que es una falta que no degenera en deseo, nos destruye. Ese algo, es miedo.

Quebrada

Como no habIa agua en la quebrada, la poca que tenIamos en la cantimplora debIa durarnos hasta maniana por lo menos. Quien sabe cuando volverIamos a encontrar una quebrada que nos regalara su agua. Hace ocho dIas una seniora gorda rodeada de perros nos sacO a gritos de un hilo de agua del que estAbamos tratando de sacar algo. TenIa el agua fresca y cristalina. Ese dIa nos perdimos.

Antes ya andAbamos perdidos, porque no Ibamos para ningUn lado. Pero ahora era distinto, estAbamos buscando dOnde nos perdimos para volver a seguir sin rumbo.