El mundo conocido
(Carta planiesferia anónima, 1525)
Plan temático:
I. Elementos históricos.
II. Elementos conceptuales.
a. La picaresca.
b. La novela histórica.
III. Resultados.
Introducción:
Haciendo uso de la estructura propuesta por
Didier Souiller en su estudio sobre la novela picaresca[1], se tratará en este texto
de comprender las características que ubican a Maluco, de Napoleón Baccino
Ponce de León, como una de las nuevas novelas históricas latinoamericanas. El
escalón a subir para ello requiere del pasamanos del texto de Lukács sobre la
novela histórica, así como el de Menton sobre la nueva novela histórica
latinoamericana, lo que en consecuencia determina dos instancias conceptuales
primarias que han de operar en el estudio propuesto.
La primaria de ellas se enuncia como la
presencia de los elementos que constituyen la novela picaresca, a la manera de
herramienta circunstancial e histórica para resolver el problema del dispositivo
narrativo del autor; la segunda, se refiere a la prelación del elemento
histórico como fuente teleológica de la escritura, que redimensiona una
concepción de mundo.
En este segundo elemento, entran a jugar las aproximaciones que desde los estudios de Lukács pueden establecerse respecto de la novela histórica, y aquellos propios de la sociocrítica desde Lucién Goldman, Julia Kristeva y Bajtin.
La novela como redescubrimiento del mundo da
la vuelta a un mundo especial desde la óptica de un narrador, a través
de cuya lupa vislumbramos la historia dentro de una sensación de completez
mayor que la relación de las crónicas de la época. Una novela que permite a su
autor configurarse como ése cronista moderno de la historia pasada, quien a
través de su obra abraza un continente, el continente actual de la literatura
latinoamericana.
I. Elementos históricos.
En una primera instancia de este estudio, se
hace una sucinta relación de los elementos determinantes que antecedieron a la
realización de la expedición de Magallanes
Con posterioridad al descubrimiento de
América en 1492, la disputa por los territorios descubiertos se resolvió por
medio de las bulas Inter caetera (3 de mayo de 1493) y Eximinae
devotionis (4 de mayo de 1493), mediante las cuales Alejandro VI establece
una línea de división a las exploraciones de los españoles y portugueses,
definida a cien leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, ante lo que Juan II
de Portugal no se atiene, proponiendo a los reyes católicos resolver tal
diferendo, que dará como resultado el Tratado de Tordesillas, en el cual
simplemente se mueve la línea anterior a 370 leguas al oeste de las mencionadas
islas. Aquellos territorios ubicados al oeste de la línea pertenecen a
Castilla, los ubicados al este a Portugal, lo que determinaría la conquista del
Brasil por este último.
Fernando de Magallanes, portugués a la sazón,
realizó una de las primeras expediciones a la Malaca, dirigida por Diego López
de Sequeira en 1510. Desde tal punto, en 1511 efectuó un viaje de exploración
que lo llevaría a Maluco, obteniendo noticia de su alta producción de especias.
Magallanes al determinar la situación de tales islas, y al no ser escuchado por
Manuel el Afortunado, pasó a España, convencido de la ubicación al oeste del
Tratado de Tordesillas de tales islas y la consecuente titularidad del rey de
España sobre ellas.
Bajo tal afirmación, y con el apoyo del
astrólogo Ruy de Faleiro, obtuvo el aval y capitulaciones por parte de Carlos
V, convenciéndolo de un paso en las tierras del sur de América, que permitiría
el viaje rumbo occidente hacia Maluco. Esto determina la realización del viaje
alrededor del mundo. Viaje que de suyo no se fundaba más que en cálculos
inciertos sobre la existencia del estrecho, y la incertidumbre de la distancia
verdadera de tal punto a las islas. Varios navegantes siguieron la ruta
magallánica entre ellos Loaisa (1526), Saavedra (1527), Grijalva (1576), y
Urdaneta (1565), algunos de ellos fracasaron en el intento.
La idea del dominio del mundo, por medio de
la circunnavegación, propone la determinación económica de las naciones para
apropiarse de los centros productivos de riqueza, la persecución del sueño de
riqueza para los colonos, era la motivación que se ofrecía por parte de los
estados para dotar de personal tales expediciones dotadas no solo de aventura
sino de penurias y fracasos.
II. Elementos conceptuales.
a. La picaresca.
Luego de un trabajo de reconocimiento del
nacimiento de la picaresca en España, Souiller en su libro expone de manera concisa
lo que da en llamar la forma y significado de la novela picaresca. Por medio de
un esquema sencillo, que simplifica en buena medida lo que aquí se propone, se
analizan los elementos constitutivos de dicho género. Esquema del cual se va a
surtir la argumentación aquí presentada con el fin de hilar desde este
referente el dispositivo narrativo de Ponce de León a la luz de la nueva novela
histórica.
Debe en consecuencia solucionarse un problema
primario, que trata de la manera en que se articulan tales conceptos, pues de
principio no cabe decir que la naturaleza de la picaresca sea del tipo de la
novela histórica, aun si bien se encuentra un parámetro de denuncia social que
las puede entroncar en cuanto a sus fines, sin embargo, cada una de ellas se sitúa
en lugares y momentos históricos disímiles.
No deja de ser interesante descubrir, en la
medida en que se vaya desarrollando este trabajo, elementos que puedan dar
lugar a una especie de paralelo superior entre estos dos tipos de literatura,
más allá del referirse a la utilidad práctica primaria de presentar elementos
de la picaresca como fundamento de la construcción de una novela histórica.
Y es que su primera utilidad radica en la
contextualización histórica, pues la picaresca como género tiene su nacimiento
en el siglo XVI, y justo a mediados de éste, momento aparente en el cual se
estaría escribiendo la carta de Juanillo al rey Carlos V, llegaría a su auge
con El Lazarillo de Tormes, y Guzmán de Alfarache. Por lo tanto,
la única posibilidad de escritura en cabeza de Juanillo sería en el registro de
la picaresca, cualquier otro distinto sería descontextualizado.
Puede observarse que el esquema trazado por
Souiller[2] sobre la novela picaresca
se resume de la siguiente manera en la obra de Baccino:
Un nacimiento de origen dudoso, que origina
una visión pesimista del mundo ante la cual, en el caso de Juanillo, se origina
toda una necesidad de recrearlo desde la perspectiva de la actividad lúdica, la
de bufón "...haría además justicia a esta noble profesión de nos, que
es la de hacer reír olvidando nuestros propios dolores para mitigar las penas
ajenas, porque ¿qué cosa hay en este mundo más
necesaria que los Francesillos, y los Pericos, y este Juanillo de
profesión bufón?"[3] Juanillo no tiene padre
conocido y es de baja extracción social, con la consecuente educación
descuidada.
"Puedo perdonarte
el haber nacido enano y judío, sin padre y de madre puta, y haber visto a una hermanita de meses morir de
hambre y de frío, y haber estado toda mi vida a punto de morir por las mismas
causas..."[4]
El comienzo de la vida picaresca se da con la
huída del seno familiar, en busca de una libertad y deseo de conocer el mundo.
En la novela de Baccino, aparecería como la historia de ése bufón en las
últimas épocas de su vida, después de una vida trashumante que se ha dispersado
en oficios de toda clase. El deseo de conocer el mundo, el norte del
aventurero, es pieza firme en este relato, pero dotado, como se anotó en la
parte histórica, de un interés de obtener fama y riqueza en las nuevas tierras.
De tal manera fue reclutado Juanillo junto con el resto de la marinería.
La naturaleza del hombre ya es conocida del
Bufón, no se aventura hacia una transformación en el orden de pérdida de la
inocencia primaria, pues esta ya no existe para él. Sin embargo, y a pesar de
lo anterior si se produce ése primer engaño en el que caen todos, ante la
promesa del nuevo mundo y de la riqueza. Nadie sabe hacia donde se dirige la
expedición, es el engaño voluntario, el autoengaño el que marca la partida del
Puerto de Sanlúcar.
Juanillo no requiere un iniciador que lo
induzca a sus actividades, pues es él mismo quien se ha llevado a la fortuna,
ya estamos ante un truhán profesional.
Así comienza el itinerario por la acción de
la geografía, es decir el viaje, el avatar de lo incierto que sucede desde el
principio mismo, con la carencia de capitanes y luego con la aventura
geográfica de circunnavegación.
Ya ha tratado con varios amos, e incluso
relaciona en el comienzo al último de ellos, quien ha muerto "...en los
brazos de Eros...", luego será de varios amos, pues su labor lo lleva
a atender con sus servicios el ánimo de la tropa. Pero dos amos importantes,
sobresalen como correlatos de la historia, se trata del mismo capitán general y
del rey. Tema que va a ser tratado en otro momento.
El transcurso por todos los distintos
personajes que se encierran en el espacio de las naves, permiten realizar de
manera condensada y acrónica el flujo de unos a otros, pasando de amos
rápidamente, están ahí el hombre de iglesia, el avaro, la gendarmería, etc.
Todos ellos aparecen en la novela en interacción con Juanillo, como acólito en
las misas que se ofrecen, acompañando en su despedida a Cartagena, y otros.
Presentando, aunque no de manera permanente, una sátira social.
La intertextualidad es propia del actuar del
bufón que va hilando historias con el fin de divertir a la marinería, historias
independientes, que en Maluco sirve como renovadora de la narración y como
muestra de la digresión en el estado de los hombres y en el narrador mismo. Así
se viaja narrativamente de los hechos de la expedición, a las historias
que se inventa Juanillo, a las que escucha de sus compañeros, a su monólogo con
el rey, a sus divagaciones con Magallanes, sin orden aparente. Todo el discurso
se ensarta, finalmente en un motivo final y último, propuesto desde un
principio, la salvación propia.
La principal de las pruebas a las que se
enfrenta el antihéroe, es del orden del encierro, al cual se somete la
marinería entera, en esa calma que luego de partir encuentran bordeando las
costas africanas. Curiosamente la misoginia que caracteriza la picaresca se
observa aquí como un mandato del rey mismo a la marinería, del orden de la
prohibición, que llega a ser casi la respuesta a la pregunta planteada por
Souiller, es decir el miedo burgués al amor y a la mujer.
Por último, siguiendo el estudio comentado,
la picaresca no termina, lo que se observa claramente en el relato de Juanillo,
ya que si bien el viaje termina, la imagen del bufón caminando junto con el rey
por los caminos de España es un final abierto. Y no sin cierta relación, la Historia
de la Vida del Buscón finaliza con el embarque en Sevilla, en busca de las
indias.
El final del relato del pícaro, acaso sea la
continuación del relato del bufón, el desprendimiento en el momento del
embarque en el que toda relación con lo anterior se deja de lado y el
transcurrir del viaje es el que opera primordialmente. Quizá por ello la imagen
del alejamiento de la ciudad, no de los viajeros, en el momento de la partida.
En cuanto la temática, el género picaresco
ofrece aun más riqueza en el estudio que se resume, por no extender demasiado
el presente, de la siguiente manera:
Cinco temas principales observables a lo
largo de la novela resalta Souiller. El primero se refiere al del dinero, que
fluye en el campo cierto de la promesa de riqueza que se ofrece, y en el campo
interno del viaje como el intercambio de bienes con los nativos y en el
comercio que se da en las naves para consumir los recursos que ofrecían los
distintos cotos de caza en que se dividieron los buques en medio del hambre. El
tema del viaje y el vagabundeo, que se trata de conocer mundo, una búsqueda de
libertad. La fortuna, expresada en lo azaroso de la expedición misma hacia
tierras desconocidas, por rutas que no tenían verificación mayor. El tema de la
apariencia y la ilusión, que desnuda de nuevo la ilusión misma de Magallanes,
de la actitud de vestirse con el uniforme de aquél, de investirse de su poder,
y a la vez de sentir el olor del héroe reducido. Y como último el tema del
hambre, que transita toda la novela hasta la llegada a puerto después de tres
años de viaje.
El teatro del mundo se reduce a un navío.
Así, desde la novela picaresca se encuentra
un esquema que genera la visión de mundo del narrador de la historia, que
muestra desde su perspectiva una nueva noción de la aventura con la que espera
lograr su redención y ser contado como uno más de los hombres que participaron
de la expedición, y así mismo, simbólicamente obtener la redención del lector y
de la historia misma, de las personas olvidadas.
b. La novela histórica.
Es en el punto de la historia que con la
definición que Menton cita de Anderson Imbert[5] respecto de la nueva
novela histórica, donde no se puede decir que se trate de una novela picaresca.
Esto parece obvio, ya que no tendría lugar una picaresca del siglo veinte. Sin
embargo parece necesario adicionarle un ingrediente más a aquella afirmación, y
es la base ficcional que opera en aquella, y que de cuenta de su peso histórico
carece la que nos ocupa.
Por lo tanto, la función práctica e histórica
de la picaresca debe tocarse con el registro de la historia para completar el
cuadro. Y es aquí donde comienza la redención del narrador. El decir la verdad
oculta por los cronistas, no se ciñe simplemente a revelar los detalles,
digamos, sórdidos de algunos momentos históricos. Desde Lukács se trata del
"...descubrimiento de las condiciones reales de vida, la crisis vital
real y en desarrollo de un pueblo, para mostrar todos los problemas..."[6], el personaje es
desconocido, pero es el revelador de la historia de los hombres, no la historia
del héroe.
El despertar poético de Juanillo se da por
medio de las creaciones que va haciendo para entretener a sus amos,
especialmente al héroe Magallanes. Es Juanillo quien prueba por medios poéticos
la existencia, el mero ser de las circunstancias y las figuras históricas[7],
es decir su manejo del lenguaje como creación de mundo.
Creación de mundo que no puede suceder en las
narraciones de los cronistas, cuya actividad es meramente histórica, en cuanto
a dar cuenta de lo que sucedió, mezclado con lo que debió suceder en respuesta
a un canon del momento. Pigafetta es entonces quien desde su vista muestra la
tierra recorrida, la enumera, la ubica, la describe, pero no la crea. Por eso,
y como novela, la narración de Juanillo toca más allá de lo sensible, para irse
hacia los estados del alma de las personas que habitan esa tierra creando su
propio mundo. Ejemplo bello de lo anterior es lo siguiente:
"...¿Ves allá
abajo, en la playa, aquella colonia de gaviotas? Son excelentes voladoras
también, y además caminan en tierra con soltura, pero son más cautas que las
grandes aves, nunca se alejan demasiado de la costa donde tienen sus nidos.
Cortas excursiones, ya sabes; pero nada de grandes viajes.
-Yo cuando sea pájaro
seré gaviota –digo.
Don Juan se ríe."[8]
La ficción no tiene por qué darse en los
acontecimientos maravillosos, pues en ellos la imaginación vuela, por eso en las
crónicas de Pigafetta[9] recorren todo el escrito
con descripciones de peces voladores, seres y plantas inverosímiles. Lo que en
Maluco se resume en un párrafo lleno de todas las posibles maravillas que
encontrarían en el viaje, pero que dentro de la narración no tendrían
importancia.[10]
Es la creación de la visión de mundo coherente, que desde Goldman[11] agrega valor estético a
la obra literaria.
La evaluación del mundo marcada por la visión
de Juanillo coloca la palabra como superíndice de la narración, la reflexión
por la palabra delimita el mundo, el creador, narrador construye su versión de
la historia, desde la vista del personaje simple.
Surge entonces la relación literatura
sociedad como respuesta a un reclamo de la historia por lo que se ha dejado de
decir. "La historia y la moral se escriben y leen en la infraestructura
de los textos. Así, polivalente y plurideterminada, la palabra poética sigue
una lógica que supera la lógica del discurso codificado y que no se realiza
plenamente sino al margen de la cultura oficial".[12]
Siguiendo el esquema de la parte primera de
este trabajo, a partir del texto de Menton[13] encontraremos los seis
elementos que constituyen los rasgos de la nueva novela histórica.
Una reproducción mimética de la historia
subordinada a la presentación de ideas filosóficas del orden de la
imposibilidad de conocer la verdad sobre la realidad, en el caso de Baccino,
cuyo Juanillo descree directamente de las narraciones de los cronistas. Seguida
de la distorsión de la historia con exageraciones u omisiones que se
entrecruzan entre los textos de Juanillo y los de Pigafetta, y caracterizada en
cierta medida por una dificultad primaria de tal distorsión, es decir que para
verificarla requeriría de un estudio de datos e investigación profunda, pues no
es fácil establecer como verdadero el texto de Pigafetta.[14]
Tal distorsión tiene un haz principal que se
refiere a la ficcionalización del personaje histórico, que según Menton se
opondría a Lukács en cuanto a que este propone desde Walter Scott la presencia
de personajes ficticios. Ambas circunstancias se observan de manera conjunta en
Maluco, Magallanes tiene un rasgo de ficción en su humanidad revelada (pequeño,
temeroso del éxito de la empresa, nostálgico), pero a su vez, por una necesidad
propia del dispositivo de la narración, ya evaluado desde la picaresca,
Juanillo es un personaje ficticio.
La metaficción es permanente, desde el rasgo
mismo de la escritura por parte del narrador que se detiene a hablar de sí
mismo[15], hasta la reflexión por
el lenguaje que sostiene la vida en las naves, cuando no hay nada más qué hacer
que hablar.
La intertextualidad, que aparece con
elementos de obras como Don Quijote, "Y el último, ¡cómo no
recordarlo!, si era hijo de mi amigo Quijana (Quijana, ¿o era Quesada?, es
curioso que siendo tan amigos tuviera yo dudas sobre su apellido; para mí, él
era simplemente Alonso, y yo, <<el señor cura>>). En fin, que le
pusimos también Alonso. Su padre decía que seguiría la carrera de las armas
como lo habían hecho todos los Quijana desde la época del rey Sancho."[16] Intertextualidad que no
deja de ser inteligente y bien armada, que no recae en el palimpsesto obvio.
Por último, esa heteroglosia se encuentra en
la diversidad de registros que la voz centrada de Juanillo descubre dependiendo
del tono y la naturaleza del momento narrativo que presenta. No es el mismo
registro el de las historias como la de la duquesa Rosinalda,[17] que la queja o solicitud
dirigida al rey Carlos V, o las narraciones imaginarias a Magallanes, o su
propia voz reflexiva de los acontecimientos que van sucediendo a lo largo del
relato.
III. Resultados.
"Cuando esas
experiencias se combinan con el conocimiento de que transformaciones semejantes
están ocurriendo por todo el mundo, se robustece por fuerza el sentimiento de
que hay historia, de que esa historia es un interrumpido proceso de
transformaciones y de que, por último, esa historia interviene directamente en
la vida de cada individuo".[18]
El hombre que se haya en la historia es parte
del universo, por medio de su historia, Juanillo es reconocido. Al final de la
novela, mediante un juicio emitido por un tercero se verifica la veracidad o no
de los hechos narrados por el bufón, y es un cierre inteligente en tanto que
concluye con la inutilidad del juicio sobre la veracidad de tales hechos, pues
por encima de éste, se encuentra la calidad de la narración misma, es decir el
arte de la escritura que está por encima de la verdad, porque precisamente se
trata de otra verdad, no de la verificable, sino de la verdad necesaria, la de
aquellos personajes que no aparecen en los libros de historia.
En el estudio de Lukács, la voz de ése hombre
de extracción social, que no es la voz del héroe, revela la verdadera historia,
es quien participa de manera concreta en las circunstancias y consecuencias de
los hechos históricos, ese individuo pasivo que se ve afectado por la calidad
del pan cuando triunfa la revolución rusa.[19]
Acompañados de Kristeva[20] se encuentra la manera en
que la literatura se relaciona con la sociedad, manera que dotada, en el caso
de Maluco, de una base histórica tanto literaria como social, resulta una forma
artística dotada de un peso estético cierto de crítica social.
La ya comentada Intertextualidad, pero en
este caso no solamente con otras obras literarias, sino con todo tipo de
textos, incluido en éstos los mismos textos históricos, las crónicas de
Pigafetta, en el esquema de contrapuestos. Los juegos de focalización por los
que transcurre Juanillo, variando su punto de vista en una actitud crítica, caso
que ya se ha analizado, pero que vale la pena recordar en ése pasaje desde
debajo de la mesa del juicio a los sublevados.[21]
Esa relación dinámica que denota la escritura
del Juanillo que se dirige al rey Carlos V, pero que también se dirige a
nosotros, reclamando nuestro reconocimiento, que lo incluyamos en la historia,
que nos mete dentro de la novela al final invitándonos al viajes y a la
aventura, haciéndonos co-creadores, permitiendo el desplazamiento y
modificación constante de la forma en que se presenta la narración recreada en
el lector.
Desde el análisis de Goldman, los elementos del
dispositivo narrativo de Ponce de León configuran una visión poética del mundo
marcada por la perspectiva de Juanillo que recrea la historia posicionándola de
nuevo ante el reclamo actual de descubrir la verdad más allá de la cultura
constituida. No es por lo tanto descabellado recordar el auge de la
reevaluación de la historia que en los años cercanos a la celebración del
quinto centenario del descubrimiento de América se expandió por toda
Hispanoamérica. Maluco es precisamente escrita en esta época.
La novela es toda
ella un reclamo por la identidad del hombre en el mundo, por el reconocimiento
simbolizado en un ser que por medio de su lenguaje, de su narración, y haciendo
uso de la dispensa que le merece el ser bufón, se permite mostrar la historia.
De esta manera salva la expedición con su arte, le pone el peso estético de la
vida de los hombres, la distancia del enunciado descriptivo de Pigafetta y la
sitúa no en el discurso de los hechos, sino en el transhistórico del sentir de
los hombres, recuperando una parte de la historia que hasta ahora no había sido
dicha.
La crisis del mundo
barroco que tiene como resultado la picaresca[22],
tiene como resultado actualizado, en su revisión histórica, la nueva novela
histórica.
"La
relación texto-contexto es una relación plástica, dinámica, plurideterminada,
que se articula no solo con el polo del productor y su "repertorio"
(su visión de mundo) sino, de manera igualmente fundamental, con el polo del
receptor."[23]
Bibliografía.
1. BACCINO PONCE DE LEÓN, Napoleón.
Maluco
La novela de los descubridores. Seix Barral, Barcelona, 1990.
2. CEREZO MARTÍNEZ, Ricardo. La
Cartografía Náutica Española en los Siglos XIV, XV y XVI. Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1994.
3. LUCÁKS, Georg. La
Novela Histórica. Grijalbo, Barcelona, 1976.
4. MENTON, Seymour. La Nueva Novela Histórica de la América Latina,
1979-1992. Fondo de Cultura Económica, México, 1993.
5. PIGAFETTA, Antonio. Primer
viaje alrededor del mundo. El Elefante Blanco, Buenos Aires, 2001.
6. SOUILLER, Didier. La
novela picaresca. Fondo de Cultura Económica, México, D.F., 1985.
7. ZIMA, Pierre V. Hacia
una sociología del texto. En Expresionismo. Revista Argumentos,
#8–9. Bogotá, agosto de 1984.
[1] SOUILLER, Didier. La
novela picaresca. Fondo de Cultura Económica, México, D.F., 1985.
[3] BACCINO PONCE DE LEÓN, Napoleón.
Maluco La novela de los descubridores. Seix Barral, Barcelona, 1990.
Página 8-9.
[4] BACCINO. Op. Cit. Página 163.
[5] MENTON, Seymour. La
Nueva Novela Histórica de la América Latina, 1979-1992. Fondo de
Cultura Económica, México, 1993. Página 33: "Llamamos 'novelas
históricas' a las que cuentan una acción ocurrida en época anterior a la del
novelista".
[8] BACCINO. Op. Cit. Página 161.
[9] PIGAFETTA,
Antonio. Primer
viaje alrededor del mundo. El Elefante Blanco, Buenos Aires, 2001.
Página 51.
[10] BACCINO. Op. Cit. Página 17.
[11] Citado por: ZIMA, Pierre V. Hacia
una sociología del texto. En Expresionismo. Revista Argumentos,
#8–9. Bogotá, agosto de 1984. Página 13.
[12] Julia Kristeva, citado por ZIMA. Op.
Cit. Página 16.
[13] MENTON. Op. Cit. Páginas 42 y s.s.
[14] Por ejemplo es de anotar que en el
texto de Pigafetta, una vez ha muerto Magallanes no vuelve a referirse al
capitán general que fue encargado de los restos de la flota, es decir Sebastián
Elcano. Por demás decirlo, en ninguno de los dos textos es clara la muerte
misma de Magallanes.
[15] BACCINO. Op. Cit. Página 206.
[16] BACCINO. Op. Cit. Página 99.
[19] La cita es de Lenin, refugiado en una
casa en Petrogrado durante la revolución de 1917. LUKÁCS. Op. Cit. Página
44.
[20] ZIMA. Op. Cit. Página 17.
[21] "Dime, Majestad Cesárea,
¿habéis estado alguna vez en tu vida debajo de una mesa observando los pies de
los comensales y siguiendo su conversación?..." BACCINO. Op. Cit.
Página 129.
[22] SOUILLER. Op. Cit. Página 91.
[23] ZIMA. Op. Cit. Página 19.
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